En el mundo de la hospitalidad, la experiencia del huésped es primordial. Cada detalle, desde la decoración hasta los servicios ofrecidos, contribuye a la impresión general que un hotel o alojamiento deja en sus visitantes.
Un buen sitio de hospedaje debe cuidar cada detalle: ventilación, iluminación, la higiene de las habitaciones, la ropa y comodidad de la cama, el agua caliente de la ducha, e incluso el tipo de toalla que ofrece a sus clientes.